Thursday, May 12, 2005

[arquitectura/arte/critica]

03.

arquitectura/arte/critica

“Koolhaas es alguien…”dice Frank Gehry “lo que está haciendo, es muy superior a lo que yo hago.”

La arquitectura es un proceso. No medimos el valor del proceso por su complejidad sino por su claridad. Claridad entendida como universalidad y argumentación. Hago desde este momento la nota aclaratoria de que no hay correcto ni incorrecto, solo efectivo y no efectivo, útil [operativo/ avance/ abierta/ compartida/ trascendente], e inútil [inoperante/ retrograda/ cerrada/ copyrighteada/ autoritaria].

Arte, como diría Rosalind E. Krauss, no es objetivo, sino situacionista. Es decir, no es ¿qué es arte?, sino ¿cuándo es algo arte?. Pero si la arquitectura se trata de conectar, de sistemas, de espacios, ¿dónde queda lugar para decir que esta sea arte?. Es decir, el hecho de que la arquitectura es al final del día sujeta a “critica” por el hecho de tener eventualmente una tangibilidad visual, el público [del termino pop-culture osease cultura de lo popular], puede juzgarlo como “obra” pero en realidad, no están juzgando la arquitectura, sino las modificaciones que esta misma genero para [pro]poner actividades. Es decir, la envolvente engaña, y la envolvente es algo que se cuestiona y analiza como “diseño” o como “estructura” o como “arcos” o como “ventanas” en los cursos, cuando se debería de entender no como “respuesta al interior” sino medio para las [pro]posiciones y de-limitaciones de la arquitectura.

Anteriormente, mencionábamos el discurso. Cuando sabemos que la arquitectura es “una ciencia”, y que es una [pro]posición, y que es un proceso, entonces debemos ser coherentes, y ser capaces de explicar así como si habláramos de técnicas constructivas, pero del proceso de conexiones mediante el cual llegamos a la [pro]posición; y no es que haya procesos “correctos”, pero un buen proceso, puede ser entendido por cualquiera. Es decir, el proceso artistico de “dibujar”, “bosquejar”, utilizar metáforas, debe ser eliminado, pues son inútiles. Es decir, se hacen irrelevantes cuando no son operativos. Ejemplo, la inoperatividad de la metáfora y de llamarle arte a la arquitectura es el escudo que utilizan muchas personas cuando son incapaces de explicar el método o la manera de trabajar que tienen, haciendo su argumento ambiguo y fácil de ceder ante las críticas.

No es una cuestión como muchas veces estos personajes del mundo de la arquitectura quieren hacer para poder seguir escudándose dentro de estas arbitrariedades, y aprovecharse del coeficiente de arte [lo que se dice de la obra ó lo que se entiende/lo que no se dice ó se supone]. Cuando la arquitectura es un juego, juego de táctica, estrategia y estrategmas, y donde con herramientas, sobre todo con las nuevas herramientas, somos capaces de poner a prueba cuanto diagrama o “teoría” se nos ocurra, y ser “críticos” está en el hecho de pasar de una idea o “bosquejo” o “concepto”, a un diagrama o mapa o planta o producto o marca o ley.

La otra excusa utilizada por estos sujetos, es la del carácter. Siendo críticos, y utilizando un razonamiento muy sencillo, sabremos que el carácter no son más que cuestiones estéticas, decisiones basadas en prejuicios, que nos hacen “saber” que es una cosa. Sigamos una vez más la critica de loos, de hacer un edificio un monumento mediante ponerle el letrero de “i am a monument” [yo soy un monumento]. Cuando estamos hablando de la “toma de decisiones estéticas”, sabemos que estas no hacen del que las toma un artista, vaya, ni siquiera un autor. Es decir, creer que “gestos” o formas “hablan” de cosas, o nos dan a entender como si todos tuviéramos una serie de prejuicios pre-definidos y universales, en lugar de entender que el clarificar es tan facil como el clarificar mismo, no hay que buscarle metáforas.

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